La enfermedad de ojo seco es una patología compleja y crónica que afecta la superficie del ojo debido a un déficit de lágrima, ya sea por escasa producción, excesiva evaporación o bien una lágrima de “mala calidad”. Generalmente, está causada por una disfunción delas glándulas de Meibomio.

Uno de los tratamientos de esta patología se hace con Luz Pulsada de alta Intensidad (IPL). Es una terapia utilizada desde hace muchos años en varios campos de la medicina, especialmente en la dermatología. La emisión de una longitud de onda determinada de una fuente de luz, desencadena unos cambios en los párpados que permiten reducir la inflamación de las glándulas y mejorar su función. La consecuencia es una mejora en la calidad de la lágrima al mejorar la estabilidad de la misma.

Los riesgos más importantes del tratamiento con IPL, al igual que otros tratamientos con luz pulsada, son efectos colaterales comunes, pero poco graves, como el enrojecimiento transitorio de la zona tratada, picores y/o edema, e incluso una hiperpigmentación que suele ser temporal. Las quemaduras por elevación de temperatura en la zona tratada son excepcionales.

Estas complicaciones pueden aparecer cuando se utilizan sistemas de IPL no específicos para uso oftálmico, donde se generan energías muy elevadas o se aplican a pacientes con piel oscura. En su caso, para evitar estos riesgos, se utiliza un equipo de IPL basado en micropulsos, que garantiza niveles de energía que no superen los 10 J/cm2, lo que minimiza mucho esos riesgos.

Durante el procedimiento es necesario proteger los ojos, para que la luz no alcance otras estructuras oculares que se puedan dañar, con protectores opacos tipo gafas o con protectores colocados debajo de los párpados.