Entre un 8 y un 10% de la población padece hipertensión ocular, una de las causas principales del glaucoma
Hoy, 12 de marzo, se celebra el Día Mundial del Glaucoma. Esta enfermedad supone la pérdida progresiva del tejido del nervio óptico y, como consecuencia, una pérdida de la función visual.
En bastantes casos esta enfermedad, si no se atiende a tiempo, puede provocar ceguera. En aproximadamente un 40% de los pacientes la ceguera afecta a un solo ojo. En un 10% de los casos la ceguera se desarrolla en los dos ojos.
Es por eso que, desde el Instituto Oftalmológico de Recoletas (IOR) recomendamos a la población que revise periódicamente la calidad de su visión. Especialmente a partir de los 35 años. Es importante acudir a un especialista en el caso de comprobar cierta pérdida del campo visual periférico. Este es uno de los síntomas principales de la aparición del Glaucoma.
Día Mundial del Glaucoma
¿Qué factores aumentan su aparición?
Recordamos que existe una serie de factores de riesgo conocidos para desarrollar un glaucoma. Algunos de ellos son la presión ocular elevada, la edad y antecedentes familiares de glaucoma (padres, hermanos, etc). Cuantos más factores concurran en una persona, más riesgo tiene de desarrollar la enfermedad. Por lo tanto, más necesaria es una revisión periódica anual.
Al ser una enfermedad de marcado componente genético, no es posible prevenir su aparición. Sin embargo, sí se puede reducir el riesgo de transformación de una hipertensión ocular en un glaucoma. De hecho, según varios estudios epidemiológicos la prevalencia de hipertensión ocular es ente un 8% y un 10% de la población. Mientras que la del glaucoma primario estaría, de media, entre el 1% y el 2%. La incidencia aumenta con la edad, de tal manera que por encima de los 85 años casi 1 de cada 5 personas tiene glaucoma.
¿Cómo prevenir esta enfermedad?
Por todo ello, insistimos en que las revisiones que se lleven a cabo las dirija un especialista de referencia en glaucoma. Un profesional que cuente con on experiencia en el manejo diagnóstico y terapéutico de esta enfermedad. En cuanto a los tratamientos disponibles, el objetivo principal es reducir la presión ocular. Para lo que pueden utilizarse técnicas como un tratamiento con colirios, un tratamiento láser o cirugía.
Recuerda que puedes pedir tu cita en el IOR para un seguimiento adecuado de tu visión.